Un hombre joven, del todo desanimado, salió a dar una vuelta por la selva. En pleno bosque, se extrañó al ver que un zorro llevaba comida a un tigre atrapado y herido que no se podía mover. Al día siguiente volvió para comprobar si aquel hecho era pura casualidad o era habitual. Y vio que la escena se repetía: el zorro dejaba un buen trozo de carne al alcance del tigre. Y así un día y otro.
Admirado de la solidaridad de los animales se dijo: "La naturaleza es maravillosa y Dios es bueno. Si los animales, que son inferiores a nosotros, se ayudan así, mucho más lo harán las personas. Y, si Dios tiene semejante cuidado de los animales, mejor cuidado tendrá de mi". Y decidió hacer la experiencia:
Se echó en tierra, aparentando que estaba herido, y esperó que alguna persona humana pasara por su lado y se compadeciera de él. Pasaron las horas, llegó la noche, y nadie se acercaba por aquel sendero. Él soportaba el hambre y la intemperie, dando por supuesto que Dios no le abandonaría haciendo que alguien pasara por allí. Pero al cabo de unos días de esperar inútilmente, al límite de sus fuerzas, decepcionado de una naturaleza que ya consideraba desordenada, y también de un Dios injusto y cruel, sintió una voz que le decía: "Si me quieres encontrar como a Dios bueno, y a tus semejantes como hermanos, abandona el papel de tigre y empieza a ser zorro".
Convertirse es: encontrar la armonía dentro de uno mismo (dejando de hacer el tigre) y transmitirla a tu alrededor (empezando a hacer de zorro).
Admirado de la solidaridad de los animales se dijo: "La naturaleza es maravillosa y Dios es bueno. Si los animales, que son inferiores a nosotros, se ayudan así, mucho más lo harán las personas. Y, si Dios tiene semejante cuidado de los animales, mejor cuidado tendrá de mi". Y decidió hacer la experiencia:
Se echó en tierra, aparentando que estaba herido, y esperó que alguna persona humana pasara por su lado y se compadeciera de él. Pasaron las horas, llegó la noche, y nadie se acercaba por aquel sendero. Él soportaba el hambre y la intemperie, dando por supuesto que Dios no le abandonaría haciendo que alguien pasara por allí. Pero al cabo de unos días de esperar inútilmente, al límite de sus fuerzas, decepcionado de una naturaleza que ya consideraba desordenada, y también de un Dios injusto y cruel, sintió una voz que le decía: "Si me quieres encontrar como a Dios bueno, y a tus semejantes como hermanos, abandona el papel de tigre y empieza a ser zorro".
Convertirse es: encontrar la armonía dentro de uno mismo (dejando de hacer el tigre) y transmitirla a tu alrededor (empezando a hacer de zorro).
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