viernes, 16 de abril de 2010

Camino a la Felicidad

Después de tanto buscar la felicidad, mis pasos me llevaron hacia la orilla de un río; al verme consternado, sus aguas me dijeron:

- ¿Por qué estás triste?
- Porque no he podido encontrar la felicidad - le respondí.
- ¿En dónde la has buscado? - me preguntó de nuevo.
- La he buscado en la ciencia, en el placer y en la sabiduría, y no he podido hallarla.
- ¿No se te ha ocurrido buscarla en el amor?
- ¿Cómo voy a buscarla en el amor, si todo lo que he hallado en él ha sido sólo sufrimiento?

- Sólo porque una flor tenga su tallo lleno de espinas, no significa que no exista algo muy bello en su parte más alta - me explicó. Piensa también en mí; en mi camino encuentro piedras contra las que me estrello, cascadas que hacen que me golpee contra grandes rocas, pero aún así soy feliz.

- ¿Cómo puedes ser feliz con un destino así? - Le pregunté sorprendido.
Con infinita ternura me respondió: - Por el amor, porque amo la naturaleza que me rodea. Amo las plantas y las flores que crecen en la orilla y a las cuales yo les doy vida, pero sobre todo amo el mar, al cual tarde o temprano llegaré, y él será mi recompensa por todo lo que habré sufrido.

No supe qué decir, sus palabras habían calado muy dentro de mi corazón y sentí como iba creciendo dentro de mí la semilla de la felicidad. Entonces el río concluyó:
- No olvides que después de un duro camino, siempre hay una recompensa al final, ama y obtendrás bien fácil esa recompensa: la felicidad. Entonces se alejó mientras sus aguas susurraban una armoniosa melodía y una lágrima de agradecimiento corría por mi mejilla.

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