Había una vez un arqueólogo en África. Vino a la India en peregrinaje; a los Himalayas, particularmente a los templos y estructuras antiguas, los cuales son muy difíciles de alcanzar; y en aquellos tiempos mucho mas. Mucha gente simplemente no volvía; se llegaba a través de pequeños senderos al borde de precipicios de 3,000 m. de profundidad, con nieves perpetuas. Tan sólo un pequeño resbalón y todo habría acabado. Ahora las cosas están mejores, pero en el tiempo del que estoy hablando era muy difícil. El hombre iba cansado, aún llevando muy poco equipaje(porque llevar mucho equipaje a esas alturas se hace imposible); según el aire se va volviendo mas fino, se hace mas difícil respirar.
Delante de él, vio a una niña que no tendría mas de diez años, cargando a un niño, muy gordito, sobre sus hombros. Ella iba sudando, respirando pesadamente, y cuando el hombre pasó a su lado le dijo: Niña, debes de estar muy cansada. Llevas mucho peso sobre ti.
La niña le respondió: Tu eres el que lleva peso, esto no es un peso, esto es mi hermanito.
El amor liga y crea dependencia, pero no roba la libertad. Por el contrario solo somos verdaderamente libres en el amor.
Delante de él, vio a una niña que no tendría mas de diez años, cargando a un niño, muy gordito, sobre sus hombros. Ella iba sudando, respirando pesadamente, y cuando el hombre pasó a su lado le dijo: Niña, debes de estar muy cansada. Llevas mucho peso sobre ti.
La niña le respondió: Tu eres el que lleva peso, esto no es un peso, esto es mi hermanito.
El amor liga y crea dependencia, pero no roba la libertad. Por el contrario solo somos verdaderamente libres en el amor.
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