María, Virgen del silencio,
enséñanos a escuchar la Palabra
que, día a día, está cerca de nosotros.
Enséñanos a distinguir la única Palabra
entre las numerosas palabras vacías.
María, Virgen del "sí",
enséñanos la apertura y disponibilidad,
contra todo miedo que nos bloquea.
Enséñanos la fe,
que brilla en la oscuridad del misterio,
y que responde: "Hágase".
Enséñanos a creer
que nada es imposible para Dios.
María, Virgen de la Vida,
forma en nosotros el Fruto de tu vientre, Jesús,
para que la Palabra se haga carne
también en nosotros,
y para que podamos convertirnos
en mensajeros de la esperanza para otros.
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