martes, 16 de septiembre de 2008

La vasija agrietada


Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua.
Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: -"Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que deberías recibir."
El aguador apesadumbrado, le dijo compasivamente: -"Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino." Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo del trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.
El aguador le dijo entonces -"Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino?. Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Madre. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza."
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados. Uno no deja de reír por hacerse viejo, se hace uno viejo por dejar de reír.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta fábula nos enseña que cada uno de nosotros tiene sus propias grietas.
Todos somos vasijas agrietadas, por eso debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar esas grietas para obtener buenos resultados, en vez de entristecernos como la tinaja del cuento.

Anónimo dijo...

Si no fueras exactamente como eres..., con tus defectos..., no hubiera sido posible crear tanta belleza”...

No sé si alguno de vosotros os creeréis Don Perfecto..., o Doña Perfecta...
Pero..., también puede ser..., que ya hayamos descubierto que cada uno tenemos nuestras propias grietas..., ¿verdad?... Unas más grandes..., otras más pequeñas...
Pero nuestro Padre Dios también lo sabe...
Y..., lo admirable es que nos quiere así..., como somos..., y cuenta con nosotros..., porque..., contigo..., Él..., espera regar sus semillas..., para que un día crezcan flores a lo largo del camino de la vida...
A través de nuestras grietas su luz puede iluminar la oscuridad..., su agua puede hacer nacer la vida en el desierto..., su amor puede llevar esperanza al corazón vacío...
¡La Luz..., el Agua..., el Amor..., que Él puso en tu corazón!...