Había crecido como las demás en el ambiente húmedo y apacible de la orilla del rio.Pero mi vida no tenía mucho sentido.
No era ni árbol frutal que alimentara a pájaros y niños, ni rosal que llenara de color y aromas los altares y las novias.
Sólo una caña hueca a menudo agitada por el viento, confundiendo la vida
con el movimiento, aunque a veces... sonaba en mi como música la brisa.
Alguna vez... sentí envidia y me puse a soñar, cuando se acercaba al río el pescador y yo quería ser su caña de pescar.
Pero yo sólo era una caña vacía, sin fruto y sin futuro, en el cañaveral.
Un día de verano se acercó el joven pastor hasta la orilla entre silbos y cantares. Y me tomó en su mano, y me puse en sus manos, y, arrancándome del lodo y el aburrimiento me llevó a la sombra de la encina, donde las ovejas sesteaban.
Me acarició limpiándome el barro adherido y con su navaja de pan partir fue haciéndome a su medida, cortando lo sobrante, puliendo lo tosco y desabrido, abriéndome agujeros, vaciando mi vacío, dejándome yo hacer al tacto de sus dedos, sin ya poner reparos, sin miedos, ni recelos. Y me probó en su boca dándome el primer beso verdadero, y para hacerme a sus labios, me fue recortando en un extremo, probando y volviendo a probar mi ajustamiento.
Yo era sólo una caña vacía pero el pastor se enamoró de mi vaciamiento,
y al llevarme a la boca, abierta ya a su espíritu, su aliento llenó mi estéril oquedad de soplo de vida, de fuego, de música y armonía, de vibraciones sonoras y melodías al ritmo de sus dedos y a sus caricias.
Yo era sólo una pobre caña, pero, puesta en las manos del pastor, soñada en sus sueños, modelada a su aire y su estilo, con el beso de sus labios y su aliento, movida al ritmo de sus dedos, soy toda música, soy ya una flauta, su flauta, la que lleva en el zurrón todos los días junto al pan y el vino de merienda, la flauta de su música que ya conocen sus ovejas y les guía por el camino. La flauta que llena de melodías los campos y las tardes, de alegría el corazón de su zagala amante, de sonrisas el alma de los niños y los pobres.
Yo era sólo una caña pero estaba llamada desde siempre a cambiar mi vacío en música, y ser su flauta.
Yo era sólo una caña pero estaba llamada desde siempre a cambiar mi vacío en música, y ser su flauta.
1 comentario:
Me puse en sus manos
¿ Cómo era mi vida antes de sentir la vocación? ¿ Qué me agitaba entonces? ¿Qué deseaba ser? ¿Cuáles eran los planes que yo tenía para mi vida? ¿Experimenté alguna vez el vacío? ¿Cómo era ese vacío?
¿Cuándo, dónde y cómo sentí que se acercó a mí el Pastor, entre silbos y cantares? ¿De qué y de quiénes me arrancó?
¿Qué caricias recibí? ¿Cómo experimenté que el Pastor me estaba rehaciendo y tallando para ser Hermana de Cristo Crucificado? ¿Qué experiencias del amor de Dios me han dejado una huella inolvidable?
¿Qué le enamoró a Dios de mí? ¿Cómo y cuándo me abrí a su Espíritu? ¿Estoy totalmente abierto? ¿De qué me ha llenado desde que me llamó a ser Hermana de Cristo Crucificado?
"Yo era sólo..." ¿cuáles son mis pobrezas cuando vivo al margen de Dios? Pero 'puesto en las manos del Pastor soy.. ", cuando dejo actuar a Dios en mi, y a través de mí, me doy cuenta de que... Como Hermana de Cristo Crucificado ¿soy como una flauta que lleno de
música, y de la caridad de Dios, el lugar en el que estoy en cada momento? ¿qué dificultades encuentro? ¿qué me anima cada día?
Yo era sólo una caña, pero estaba llamado desde siempre a cambiar mi vacío en música, y ser su flauta.
¿Qué siento cuándo me doy cuenta de que soy flauta, música y canción de Dios, para mis Hermanos, para todos los hombres y mujeres, y especialmente, para las personas-más pobres de la tierra?
¿Qué siento al recordar mi vida como una historia de amor entre Dios y yo? ¿Cómo puedo agradecerle todo lo que he recibido?
¿Cómo puedo ser cauce del amor que recibo de Dios? (Maribel)
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