Ven pronto,
Señor, y no tardes.
Ven a este
mundo hermoso y terrible.
Hermoso,
como salido de manos divinas,y terrible por la fealdad que en él acumulamos cada día.
Ven al
corazón y al rostro de los niños,
ven y llena
los corazones de todos.
Ven a este
mundo del amor y del odio,
del cariño y
la violencia.
Pon en el
corazón de todos, hombres y mujeres,
un deseo de
justicia, de amor y de paz.
Pero,
hablando claro,
¿para qué te
pedimos que vengas,si Tú estás ya aquí con nosotros?
Estás en la
inocencia y frescura de los niños
y te
marchitas en el rostro cansando de los ancianos.
Pero
nosotros no sabemos descubrirte,
no sabemos
reconocerte en el mundo.
Por eso, te
repetimos: “Ven pronto, Señor y no tardes”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario