miércoles, 24 de enero de 2018

Pasar desapercibido

 

Pasar desapercibido no siempre es fácil.
Con frecuencia nuestras ganas de sobresalir por encima de los demás nos juega malas pasadas en las que el orgullo se pone de manifiesto.
Pasar desapercibido no es cosa de tontos, es cosa de listos y nobles... pues cuando somos capaces de hacer el bien sin necesidad de reconocimientos es porque hemos alcanzado un peldaño más en la subida hacia la autoestima y amor a lo que hacemos.
Las medallas siempre gustan, los aplausos nos engrandecen, las menciones positivas nos impulsan a avanzar... todo eso es bueno pero no debe ser la razón última de nuestro ser y actuar...
Por eso, ¡atrévete a pasar desapercibido! a hacer el bien sin mirar a quien, a entregarte por completo desde lo que eres sin buscar segundas intenciones,
a no ser siempre reconocido en tu valía y a parecer "tonto" por no ser el centro
de tus mejores escenas.
Cuando nos esforzamos, trabajamos, nos ilusionamos y vivimos todo desde
el amor a Dios y a los demás los aplausos, sonoros o silenciosos, llegan solos
y son un aliciente para continuar dándote por entero.

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