martes, 14 de agosto de 2018

SALMO AL COMENZAR LA MAÑANA



Al tocar la luz del día mis ojos, Señor,
mi corazón se levanta hacia ti en busca de tu mirada. 
Escucha las palabras de quien siente la vida de nuevo,
y estate atento, Señor; sé cercano a mi mano abierta. 
Da respuesta a mi pregunta; ayúdame en mi inquietud,
tú que eres mi Señor y mi Dios, en quien yo confío.

A ti abro mi ser, mis ganas de vivir, mi despertar:
de mañana, en tus manos pongo mis miedos y mis ilusiones;
de mañana, en tus ojos pongo la pureza y sinceridad
de mi búsqueda;
de mañana, en tu camino quiero dirigir mis pasos. 
Oye mi voz, Señor, tú que eres bueno y compasivo
y alienta mi vida que busca en ti luz y calor.

Mira, Señor, mi corazón de pobre,
que como un gorrioncillo busca abrigo entre tus manos;
toma mi arcilla y moldéala
según los proyectos que tienes en mí este día. 
Quiero estar ante tus ojos y dejarme penetrar por tu mirada;
 delante de tus ojos, Señor, me siento pequeño y frágil. 
Derrama, al comenzar la mañana, tu ternura y tu bondad .
para que mi corazón se sienta fuerte y animoso.

Señor, aparta de mí camino el mal que me rodea
y no dejes que en este día la mentira se adueñe de mí;
dame mansedumbre y humildad para que mi corazón,. 
Señor, no sea hoy violento ni haga juego sucio a nadie. 
Confió en la abundancia de tu amor y camino hacia ti
firme de que me acoges en tu casa.
Haz, Señor, que camine hoy en tu presencia
y que tema apartarme de ti.

Guíame, Señor, tú que eres bueno y santo;
guíame hacia la luz y que camine como hijo de la luz;
guíame y allana mi camino para que sea fiel a tu Ley. 
Que tu camino, Señor, sea hoy la pasión de mi corazón
y que tu Espíritu Santo me ayude en cada paso. 
Que mi boca, Señor, sea hoy la expresión de mi interior;
que mis palabras arranquera de lo profundo y sean verdaderas.

Señor, dame un corazón limpio para que te pueda ver;
Señor, dame un corazón de pobre para que viva hoy tu Reino; Señor, dame un corazón misericordioso
para que derrame misericordia;
Señor, dame un corazón lleno de paz para que sea hijo tuyo;
Señor, dame un corazón que tenga hambre y sed de justicia para que sea saciado y haga tu voluntad;
Señor, dame un corazón manso para que posea a tierra. 
Que mi corazón se alegre y se regocije hoy,
porque todo lo espero de ti, Señor Dios mío.

A ti me acojo, Señor, al comenzar el día: protégeme.
En ti pongo mi confianza como un niño en su madre: ayúdame.
A ti abro mis proyectos y los planes de este día: acompáñame.
A ti ofrezco lo que soy y lo que yo tengo: acógelo.
A ti, que eres Dios de la vida, te pido fuerza: anímame.
Mi corazón te ama y, lleno (le gozo, exulta en ti.

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