Al tocar la luz del día mis ojos, Señor,
Escucha las palabras de quien siente la vida de nuevo,
y estate atento, Señor; sé cercano a mi mano abierta.
Da respuesta a mi pregunta; ayúdame en mi inquietud,
tú que eres mi Señor y mi Dios, en quien yo confío.
A ti abro mi ser, mis ganas de vivir, mi despertar:
de mañana, en tus manos pongo mis miedos y mis ilusiones;
de mañana, en tus ojos pongo la pureza y sinceridad
de mi búsqueda;
de mañana, en tu camino quiero dirigir mis pasos.
Oye mi voz, Señor, tú que eres bueno y compasivo
y alienta mi vida que busca en ti luz y calor.
Mira, Señor, mi corazón de pobre,
que como un gorrioncillo busca abrigo entre tus manos;
toma mi arcilla y moldéala
según los proyectos que tienes en mí este día.
Quiero estar ante tus ojos y dejarme penetrar por tu mirada;
delante de tus ojos,
Señor, me siento pequeño y frágil.
Derrama, al comenzar la mañana, tu ternura y tu bondad .
para que mi corazón se sienta fuerte y animoso.
Señor, aparta de mí camino el mal que me rodea
y no dejes que en este día la
mentira se adueñe de mí;
dame mansedumbre y humildad para
que mi corazón,.
Señor, no sea hoy violento ni
haga juego sucio a nadie.
Confió en la abundancia de tu
amor y camino hacia ti
firme de que me acoges en tu
casa.
Haz, Señor, que camine hoy en tu
presencia
y que tema apartarme de ti.
Guíame, Señor, tú que eres bueno y santo;
guíame hacia la luz y que camine como hijo de la luz;
guíame y allana mi camino para que sea fiel a tu Ley.
Que tu camino, Señor, sea hoy la pasión de mi corazón
y que tu Espíritu Santo me ayude en cada paso.
Que mi boca, Señor, sea hoy la expresión de mi interior;
que mis palabras arranquera de lo profundo y sean
verdaderas.
Señor, dame un corazón limpio para que te pueda ver;
Señor, dame un corazón de pobre para que viva hoy tu Reino;
Señor, dame un corazón misericordioso
para que derrame misericordia;
Señor, dame un corazón lleno de paz para que sea hijo tuyo;
Señor, dame un corazón que tenga hambre y sed de justicia
para que sea saciado y haga tu voluntad;
Señor, dame un corazón manso para que posea a tierra.
Que mi corazón se alegre y se regocije hoy,
porque todo lo espero de ti, Señor Dios mío.
A ti me acojo, Señor, al comenzar el día: protégeme.
En ti pongo mi confianza como un niño en su madre: ayúdame.
A ti abro mis proyectos y los planes de este día:
acompáñame.
A ti ofrezco lo que soy y lo que yo tengo: acógelo.
A ti, que eres Dios de la vida, te pido fuerza: anímame.
Mi corazón te ama y, lleno (le gozo, exulta en ti.
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