lunes, 6 de agosto de 2018

SALMO DE CERCANÍA



 Tú estás presente en mi vida, Señor,
y mi corazón se goza
al saber que eres Padre.
Tú eres mi refugio y mi alcázar.
Dios mío, en ti confío.

Tú me libras en el día de la prueba.
Con tu bondad me proteges,
bajo tus alas me refugio.
Tu fuerza es mi escudo y armadura.

No temo las tinieblas de la noche,
ni el calor duro del mediodía.
Porque contigo sé
que mis enemigos caerán por tierra
y la victoria será segura.

Yo he hecho de ti mi refugio,
te he tomado, Señor, por defensa.
La desgracia, contigo, no entrará en mi casa,
porque tú me guardas en todos mis caminos.

Tú me cubrirás con la palma de tu mano,
y no dejarás que mi pie tropiece.
Caminaré sin cansarme hacia la meta
con la seguridad de que tú serás mi recompensa.

Porque sé que me quieres, me librarás.
Porque sé que me tratas personalmente,
me protegerás.
A ti te puedo invocar
porque sé que siempre me escuchas.

Tú estás siempre conmigo
aunque mi corazón se olvide de que me amas.
Tú estás siempre conmigo
aunque mi corazón te falle y comience de nuevo.
Tú estás siempre conmigo
aunque mi corazón se canse de seguir tus pasos.
Tú estás siempre conmigo
aunque mi corazón a veces no lo sienta.

Señor, mi vida te pertenece,
la he puesto en tus manos.
Que mi corazón no tema
aunque el camino se haga duro.
Tú estás conmigo y mi vida es cosa tuya.

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