miércoles, 1 de agosto de 2018

Salmo en situación límite


Ten paciencia conmigo, Señor,
y espera que de nuevo vuelva.
No hagas caso de mis palabras, que tantas veces fallaron.
Sopórtame, aguántame, sé compasivo conmigo, Señor,
que, a pesar de mis pecados, en el fondo,
es a Ti a quien más quiero.
Da tiempo a mi proceso, Señor,
que soy como un niño débil,
y aguarda a que de nuevo te deje de dar las espaldas.
Mírame, Señor, mírame, que estoy sin fuerzas y he caído como una hoja de otoño en el camino.
Mírame, Señor, que tengo el alma golpeada y rota
y no consigo levantar mis pobres alas en vuelo.
Sáname, Señor, Sáname,
que siento el corazón desmoronado
y mi casa se ha hecho un montón de escombros.
A Ti grito, a Ti clamo, por Ti lloro y en Ti espero
aunque los miedos y la inseguridad me tienen abrumado.
Señor, ¿Hasta cuándo seguiré así? ¿Dónde estás?
Acércate a mí, Señor, como buen samaritano
y venda mis heridas;
pon tu ternura y tu misericordia en mis pobres llagas;
llévame contigo, no me dejes tirado en el camino,
que de nuevo volverán los salteadores.
Da paz a mi corazón oprimido y angustiado;
devuelve la calma a mi alma sumida en profunda noche;
sálvame, por tu amor, que me siento perdido y solo;
sácame de esta situación que me llena de tristeza.
Señor, ¿Hasta cuándo seguiré así? ¿Dónde estás?
Estoy extenuado de gemir, de sollozar, de gritar mi pena
y cada noche mis lágrimas me hacen compañía.
Como una nube negra y pesada sobre mí
está el tedio y la apatía ,
que me dejan cansado y oprimido y sin ganas de vivir.
Me siento desfallecer y mi corazón está cansado.
La vida para mí, Señor, no tiene sentido
y me encuentro contra el muro.
Mis pies están inseguros sobre la arena de mi desierto
y mis manos han tocado el techo de mi vida.
¿Dónde estoy?
Señor, ¿Hasta cuándo seguiré así? ¿Dónde estás?
No tengo razones para vivir
y la vida es para mí un punto negro.
Cuando respiro, mi aliento no llega al fondo y me ahogo
en medio de mis miedos y fracasos escondidos.
Estoy como estuviste Tú, Señor, en la noche del huerto,
cuando tu corazón se moría de tristeza.
Estoy tenso, estoy en conflicto, no hay luz en esta noche
y se han escondido, una a una, todas las estrellas.
Señor, ¿Hasta cuándo seguiré así? ¿Dónde estás?
Enséñame, Señor, hombre de dolores, a orar mi sufrimiento.
Enséñame a gritarle al Padre mi problema y mi pecado.
Enséñame a que busque la voluntad de Dios en esta cruz
y que espere, como tú esperaste,
confiado en el amor del Padre.
Señor, yo sé que has oído mi súplica;
que has sentido mi dolor;
yo sé, Señor, que estás tan cercano a mí
que me impide verte.
Yo sé que has oído la voz de mis sollozos
y el dolor que no se grita;
yo sé que el aliento volverá a mi vida,
porque eres Dios de la vida;
yo sé que estás aquí y compartes mi cansancio
y mi problema;
confío en tu bondad y compasión en esta hora
y espero verme de nuevo en marcha por el camino.

No hay comentarios: