domingo, 17 de mayo de 2009

María, madre de la esperanza

Un dicho popular nos dice: “La esperanza es lo último que se pierde”. Esperar significa tener la certeza de que la promesa se convertirá en realidad.

El cristiano espera muchas cosas: las promesas de Cristo, el reino de Dios, el rejuvenecimiento de este mundo...

La figura de María da una pincelada a nuestra esperanza, una forma nueva de esperar, la única posible.

María con su vida, con su esperar, nos enseña a mantener firme el ritmo de nuestra esperanza, aunque a nuestro lado todo sea desánimo.

Nuestra esperanza, como la de María, tendrá sentido pleno, si la cargamos de amor, mucho amor. Esta es la pincelada nueva de la esperanza, que hará cambiar su imagen.


Oración

María:
ayuda nuestro caminar incierto,
llena nuestro corazón de amor
que nos haga vivir las realidades de la vida
a tope y sin engaños,
para poner inquietud de amaneceres nuevos en los hombres
sembrando inquietudes.
Que no perdamos
el ritmo de nuestro estilo de cristianos;
que sostenidos y alimentados por la esperanza
caminemos con júbilo hacia Dios.
Estamos llamados a grandes empresas
y éstas se han gestado en la esperanza.
Que no seamos impacientes,
que mantengamos el ritmo de nuestro esperar.


Madre, mantén el ritmo de nuestra espera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

María, Madre,
camina cerca de nosotros,
acompáñanos madre buena,
fortalece nuestra esperanza
para que sea el motor de nuestra entrega
el pozo donde beber para seguir,
el refugio donde descansar y retomar fuerzas.
Anuda nuestra esperanza
al proyecto del Padre.
Danos firmeza
para seguir adelante.
Llena nuestros corazones
de la esperanza que libera
para vivir el amor solidario.