martes, 13 de marzo de 2012

ADORA Y CONFÍA

No te inquietes ante la dificultades de la vida,
por sus altibajos, por sus decepciones,
por su porvenir, más o menos sombrío.


Quiere lo que Dios quiere.
Ofrécele, en medio de inquietudes y dificultades,
el sacrificio de tu alma sencilla
que, pese a todo, acepta los designios de su providencia.


Poco importa que te consideres una frustrada,
si Dios te considera plenamente realizada, a su gusto.
Piérdete, confiada ciegamente, en ese Dios,
que te quiere para sí,
y que llegará hasta ti, aunque jamás le veas.
Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente acogida
cuanto más decaída y triste te encuentres.


Vive feliz, te lo suplico. Vive en paz.
Que nada te altere. Que nada sea capaz de quitarte tu paz.
Ni la fatiga psíquica, ni tus fallos morales.
Haz que brote la paz, y conserva siempre en tu rostro
una sonrisa, reflejo de la que el Señor
continuamente te dirige.


Y, sobre todo, coloca en el fondo de tu ser,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.


Recuerda: Cuanto te reprime en inquieta es falso.
Te lo aseguro en nombre de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso, cuando te sientas apesadumbrada y triste,
adora y confía.

(Pierre Theillard de Chardin)


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