y te cantamos en medio de los dioses.
Sólo a ti te cantamos
en medio de los dioses,
porque sólo tú eres el Dios libertador.
Nuestras ciudades están pobladas de templos.
Dioses terribles y seductores
nos piden a cada hora
ofrendas y sumisión.
Sirve a la empresa –proclaman-
y tendrás vida segura;si resultas elegido,
reinarás sobre la tierra.
Entrégate a la moda
y en cada temporada
nacerás de nuevo.
Afíliate al partido;
estarás entre los vencedores
y a tu paso se abrirán todas las puertas.
todos los dioses gritan:
ven y recibe la marca;
cuando seas nuestro,
vivirás de nuestra vida
y nadie te arrebatará
de nuestras manos.
la vida que tienen los dioses
es nuestra vida, la que nos quitaron,
la que disfrutan sus fabricantes.
Sus fabricantes y sus sacerdotes
son nuestros opresores.
Te damos gracias, Señor,
porque tú nos has descubierto
la gran mentira.
Tú has descorrido el velo
que ocultaba sus crímenes;
el velo sagrado se rasgó
y quedó a la luz pública
el vergonzoso comercio.
sabemos que eres verdaderamente grande
porque nada pides,
sólo nos das amor,
el único don posible entre los seres libres.
Tus palabras son luz de vida.
Nos dices que nos has creado señores
para que lo seamos.
Por miedo a morir
vivíamos vida de esclavos.
Jesús soportó sin ceder
el horror a la muerte
y nos abrió el estrecho camino
de la libertad.
Te damos gracias, Señor,
y te cantamos en medio de los falsos dioses.
Aún les tenemos un poco de miedo,
pero vamos recorriendo
la senda de la libertad.
No nos abandones en nuestra pelea.
Sabemos que no dejarás inconclusa
la obra de tu corazón.
Pedro
Trigo. “Salmos de vida y fidelidad”. Paulinas.
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