martes, 31 de julio de 2018
Salmo al comenzar la mañana
Al tocar la luz del día mis ojos, Señor,
mi corazón se levanta hacia Ti en busca de tu mirada.
Escucha las palabras de quien siente la vida de nuevo,
y estate atento, Señor; sé cercano a mi mano abierta.
Da respuesta a mi pregunta; ayúdame en mi inquietud,
tú que eres mi Señor y mi Dios, en quien yo confío.
A ti abro mi ser, mis ganas de vivir, mi despertar:
de mañana, en tus manos pongo
mis miedos y mis ilusiones;
de mañana, en tus ojos pongo la pureza
y sinceridad de mi búsqueda;
de mañana, en tu camino quiero dirigir mis pasos.
Oye mi voz, Señor, Tú que eres bueno y compasivo y alienta mi vida que busca en ti luz y calor.
Mira, Señor, mi corazón de pobre, que como un gorrioncillo
busca abrigo entre tus manos; toma mi arcilla
y moldéala según los proyectos que tienes en mí este día.
Quiero estar ante tus ojos
y dejarme penetrar por tu mirada;
delante de tus ojos, Señor, me siento pequeño y frágil.
Derrama, al comenzar la mañana, tu ternura y tu bondad
para que mi corazón se sienta fuerte y animoso.
Señor, aparta de mi camino el mal que me rodea
y no dejes que en este día la mentira se adueñe de mí;
dame mansedumbre y humildad
para que mi corazón, Señor,
no sea hoy violento ni haga juego sucio a nadie.
Confío en la abundancia de tu amor y camino hacia Ti
firme de que me acoges en tu casa.
Haz, Señor, que camine hoy en tu presencia
y que tema apartarme de ti.
Guíame, Señor, Tú que eres bueno y santo;
guíame hacia la luz y que camine como hijo de la luz;
guíame y allana mi camino para que sea fiel a tu Ley.
Que tu camino, Señor,
sea hoy la pasión de mi corazón,
y que tu Espíritu Santo me ayude en cada paso.
Que mi boca, Señor, sea hoy la expresión de mi interior;
que mis palabras arranquen de lo profundo
y sean verdaderas.
Señor, dame un corazón limpio para que te pueda ver;
Señor, dame un corazón de pobre
para que viva hoy tu Reino;
Señor, dame un corazón misericordioso
para que derrame misericordia;
Señor, dame un corazón lleno de paz
para que sea hijo tuyo;
Señor, dame un corazón que tenga
hambre y sed de justicia
para que sea saciado y haga tu voluntad;
Señor, dame un corazón manso para que posea la tierra.
Que mi corazón se alegre y se regocije hoy,
porque todo lo espero de Ti, Señor Dios mío.
A Ti me acojo, Señor, al comenzar el día: protégeme.
En ti pongo mi confianza como un niño en su madre: ayúdame.
A ti abro mis proyectos y los planes de este día: acompáñame.
A ti ofrezco lo que soy y lo que yo tengo: acógelo.
A ti, que eres Dios de la vida, te pido fuerza: anímame.
Mi corazón te ama y, lleno de gozo, exulta en Ti.
Bendíceme, Señor, y guíame por el camino justo;
como un gran escudo defiéndeme, sé mi fortaleza.
Que tus alas, Señor, me cobijen y guarden
mientras yo voy viviendo el día que hoy me entregas.
domingo, 29 de julio de 2018
Salmo de los dos caminos
Aquí estoy, Señor Jesús, a la vera del camino, sin camino;
mis pasos buscan tus huellas donde poner mis pisadas,
la vida y la muerte están ante mí como un reto;
el bien y el mal se cruzan en mi corazón
que sin descanso busca, pide y llama.
Yo quiero ser dichoso, Señor Jesús, hombre en camino;
yo quiero ser libre con la libertad de tu Evangelio;
libre en opción sincera y decidida a tu Palabra.
Quiero dejar atrás las llamadas opresoras del dinero,
del poder, del placer, de lo que en el fondo es nada.
Quiero hacer de tu Evangelio norma de vida
y escucharlo día y noche
hasta que penetre el fondo del alma.
Quiero ser, Señor Jesús,
como el árbol que crece junto al río
y bebe en profundidad y hondura
en las corrientes del agua.
Quiero dar en su tiempo frutos de paz y bien,
y dejar que las semillas que has sembrado en mí se abran.
No dejes jamás, Señor,
que se marchiten mis hojas verdes,
ni que él viento las arranque, una a una, de sus ramas.
Quiero seguir el camino del hombre nuevo,
del hombre que dice sí a la vida y con tesón la guarda.
Quiero ser hombre de espíritu que luche contra la carne
y que haga del amor la Carta Magna,
la Ley fundamental de tu Reino,
abierto al corazón vivo en desafío radical,
una a una, de tus Bienaventuranzas.
No me dejes caminar por el camino de Caín,
que lleva sangre;
y que a cada paso deja las señales del que mata;
no quiero ser como paja que lleva el viento
y hace de ella un juego fácil entre sus alas.
Quiero ser desde mis raíces y mi historia
de ilusiones y fracasos,
desde mis luchas y mis crisis un camino de esperanza
abierto hacia la Vida eterna, donde Tú moras
y donde esperas con un corazón de amigo, mi llegada.
Tú eres, Señor Jesús, el camino de un corazón vivo;
el camino de Abel,
el camino de la vida en la cruz entregada
por la salvación del hombre, de todo hombre que busca
en Ti la respuesta cierta y segura en la encrucijada.
Señor Jesús, contigo se hace el camino suave y ligero,
al llevar entre tú y yo -los dos juntos- esta pesada carga.
Quiero ser discípulo tuyo, y aprender de Ti, Maestro,
a ser libre como el viento, en tu Espíritu, que guía y salva.
sábado, 28 de julio de 2018
¿Qué estás ofreciendo?
Un sabio cierta tarde llegó a la ciudad de Akbar. La gente no dió mucha importancia a su presencia, y sus enseñanzas no consiguieron interesar a la población. Incluso después de algún tiempo llegó a
ser motivo de risas y burlas de los habitantes de la ciudad.
Un día, mientras paseaba por la calle principal de Akbar, un grupo de hombres y mujeres empezó a insultarlo. En vez de fingir que los ignoraba, el sabio se acercó a ellos y los bendijo.
Uno de los hombres comentó:
- ¿Es posible que además, sea usted sordo?. ¡Gritamos cosas horribles y usted nos responde con bellas palabras!.
A lo que el hombre sabio le respondió:
- Cada uno de nosotros sólo puede ofrecer lo que tiene.
¿Qué tienes tú para ofrecer a la gente que te rodea o que en algún instante de la vida se cruza en tu camino?.
Despertar
Para despertar,
busca toda la ayuda que puedas, lee los libros que encuentres, asiste a los
encuentros que te inviten, medita, respira y espera. Todo ayudará…, pero
finalmente solo tú harás la alquimia, pues nada puede precipitarla, solo tu
intención de que suceda. Y aún si no hicieras nada de nada, espera tranquilo,
igual ocurrirá...
Si ya has
despertado y ves cómo duermen los demás a tu alrededor, entonces camina de
puntillas, respeta su sueño y descubre la perfección de sus propios tiempos,
así como fueron perfectos los tuyos.
Cuando ellos abran
sus ojos, el fulgor de tu brillo los ayudará a despertar sin necesidad que
hagas nada. Si aún duermes, relájate y disfruta tu sueño, estás siendo
arrullado y cuidado.
Despertar no es un
acto de magia, aunque llenará de magia tu vida.
Despertar no tiene
nada que ver con tu mundo externo, aunque todo lo que te rodea parecerá tener
un nuevo brillo.
Despertar no
cambiará tu vida, si bien sentirás que todo ha cambiado.
Despertar no
borrará tu pasado, pero al mirar atrás lo percibirás como la historia de
alguien muy querido que aprendió muchas cosas, y sentirás que ese alguien ya no
eres tú.
Despertar no
despertará a tus seres queridos, pero ellos se verán mas divinos ante tus ojos.
Despertar no sanará
todas tus heridas, pero ellas dejarán de gobernarte.
Despertar no
solucionará tu situación financiera, pero te sentirás millonario.
Despertar no te
hará más popular, pero ya no volverás a sentirte solo.
Despertar no te
embellecerá ante los ojos de los demás, pero te hará perfecto ante tu propia
mirada.
Despertar no te
dará mas poder, pero descubrirás el poder que tienes.
Despertar puede que
no disuelva los barrotes de tus cárceles, pero te dará la libertad de ser tú
mismo.
Despertar no
cambiará el mundo, te cambiará a ti.
Despertar no quita
responsabilidad, muy por el contrario te dará conciencia de las consecuencias
de tus actos y elecciones.
Despertar no te hará tener
siempre la razón, más bien ya no sentirás deseos de tenerla.
Despertar no traerá caudales de
amor a tu vida, descubrirás que ese caudal habita en ti.
Despertar tiene
poco que ver con lo que imaginas y tiene todo que ver con el amor.
Despertar es amarte
a ti mismo, con tus límites y con tus experiencias, es amar al otro como parte
de tu ser y es amar a la existencia... Sí, amar esta bella vida tan
sorprendente y variada en todos sus matices.
Permítete disfrutar
de la experiencia de ser el maravilloso Ser que ya eres. Tu vida es un acto
sagrado pues es la creación del Dios que hay en ti.
Anónimo
jueves, 26 de julio de 2018
Oración
Señor, quiero bajar al fondo de mi ser,
donde Tú habitas,
tomar de tu Espíritu el agua viva,
y saciar la sed de la jornada.
Que el espíritu esté presto a tu llamada,
en los tiempos y momentos cada día,
decir "sí", en el quehacer que la vida
"obliga",
generosidad y alegría, desde el encuentro.
Decir "sí", con el corazón y la mirada,
al hermano, que hace tiempo, no sabe su camino,
él sólo entiende de cariño y de cercanía,
hazme presto a dar, lo que él "sólo" espera.
Señor, pon tu Espíritu en mi vida,
ayúdame a vivirlo plenamente,
déjame bajar a mi morada,
donde Tú, habitas y me esperas.
Yo iré al rayar el alba y Tú...
¡Te esperé al terminar el día!
De una Carmelita Misionera de hoy
miércoles, 25 de julio de 2018
ACÉRCATE
Dices que soy manantial y no vienes a beber.
Dices que soy suave brisa y no abres tus ventanas.
Dices que soy luz y sigues entre tinieblas.
Dices que soy aceite perfumado y no te unges.
Dices que soy música y no te oigo cantar.
Dices que soy fuego y sigues con frío.
Dices que soy fuerza divina y estás muy débil.
Dices que soy abogado y no me dejas defenderte.
Dices que soy consolador y no me cuentas tus penas.
Dices que soy don y no me abres tus manos.
Dices que soy paz y no escuchas el son de mi flauta.
Dices que soy viento recio y sigues sin moverte.
Dices que soy defensor de los pobres y tú te apartas
de ellos.
Dices que soy libertad y no me dejas que te empuje.
Dices que soy océano y no quieres sumergirte.
Dices que soy amor y no me dejar amarte.
Dices que soy testigo y no me preguntas.
Dices que soy sabiduría y no quieres aprender.
Dices que soy seductor y no te dejas seducir.
Dices que soy médico y no me llamas para curarte.
Dices que soy huésped y no quieres que entre.
Dices que soy fresca sombra y no te cobijas bajo mis
alas.
Dices que soy fruto y no me pruebas.
Florentino Ulibarri
lunes, 23 de julio de 2018
Una lección de vida
Fue mi primera lección en la Facultad de Derecho
Una mañana cuando nuestro nuevo profesor de
"Introducción al Derecho" entró en la clase lo primero que hizo fue
preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:
- ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Juan, señor.
- ¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más!
(gritó el desagradable profesor).
Juan estaba desconcertado. Cuando reaccionó se levantó
torpemente, recogió sus cosas y salió de la clase. Todos estábamos asustados e
indignados pero nadie dijo nada.
- Está bien. ¡Ahora sí! ¿Para qué sirven las leyes?...
Seguíamos asustados pero poco a poco comenzamos a
responder a su pregunta:
- "Para que haya un orden en nuestra sociedad"
- "¡No!" (contestaba el profesor)
- "Para cumplirlas"
- "¡No!"
- "Para que la gente mala pague por sus actos"
- "¡¡No!! ¿Pero es que nadie sabrá responder esta
pregunta?!"...
- "Para que haya justicia", (dijo tímidamente
una chica).
- "¡Por fin! Eso es... para que haya justicia.
Y ahora ¿para qué sirve la justicia?"
Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan
grosera. Sin embargo, seguíamos respondiendo:
"Para salvaguardar los derechos humanos"
- "Bien, ¿qué más?", (decía el profesor).
- "Para discriminar lo que está bien de lo que está
mal"...
- Seguir...
- "Para premiar a quien hace el bien."
- Ok, no está mal pero... respondan a esta pregunta
¿actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?....
Todos nos quedamos callados, nadie respondía.
- Quiero una respuesta decidida y unánime.
- ¡¡No!! (dijimos todos a la vez).
- ¿Podría decirse que cometí una injusticia?
- ¡Sí!
- ¿Por qué nadie hizo nada al respecto? ¿Para qué
queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía para llevarlas a la
práctica? Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia
una injusticia. Todos. ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más! Vete a
buscar a Juan (dijo mirándome fijamente).
Aquel día recibí la lección más práctica de mi clase de
Derecho.
Cuando no defendemos nuestros derechos perdemos la
dignidad, y la dignidad no se negocia.
viernes, 20 de julio de 2018
EL PURIFICADOR DE PLATA
Había un grupo de mujeres reunidas en su
estudio bíblico semanal, y mientras leían el libro de Malaquías encontraron un
versículo que dice:
"Y Él se sentará como fundidor y
purificador de plata", (Mal 3,3)
Este verso les intrigó en gran manera
acerca de qué podría significar esta afirmación con respecto al carácter y la
naturaleza de Dios. Una de ellas se ofreció a investigar el proceso de la
purificación de la plata. Esa semana la dama llamó a un Orfebre e hizo una cita
para ver su trabajo. Ella no le mencionó detalles acerca de la verdadera razón
de su visita, simplemente dijo que tenía curiosidad sobre la purificación de la
plata.
Mientras observaba al orfebre sostener
una pieza de plata sobre el fuego dejándolo calentar intensamente, él le
explicaba que para refinar la plata, debía ser sostenida en medio del Fuego
donde las llamas arden con más fuerza, para así sacar las impurezas. En ese
momento ella imaginó a Dios sosteniéndonos en un lugar así de Caliente.
Entonces recordó una vez mas el versículo:
"Y Él se sentará como fundidor y
purificador de plata".
Le preguntó al platero si era cierto que
él debía permanecer sentado frente al fuego durante todo el tiempo que la plata
era refinada. El hombre respondió:
- ¡SI!. No sólo debo estar aquí sentado
sosteniendo la plata, también debo mantener mis ojos fijamente en ella durante
el tiempo que está en el fuego; si la plata fuese dejada un instante más de lo
necesario sería destruida.
La mujer se mantuvo en silencio por un
momento y luego preguntó:
-¿Cómo sabe cuando ya esta completamente
refinada?. El sonrió y le respondió:
-Ah, muy simple: CUANDO VEO MI IMAGEN
REFLEJADA EN ELLA.
Si hoy sientes el calor del fuego,
recuerda que Dios tiene sus ojos puestos en tí y continuará observándote hasta
que vea su imagen en ti.
miércoles, 18 de julio de 2018
Dios nos va modelando en la vida
Cómo templar el acero
Durante muchos años un herrero trabajó
con ahínco, practicó la caridad, pero, a pesar de toda su dedicación, nada
perecía andar bien en su vida; muy por el contrario sus problemas y sus deudas
se acumulaban día a día.Una tarde, un amigo que lo visitaba, y que sentía
compasión por su situación difícil, le comentó: "Realmente es muy extraño
que justamente después de haber decidido volverte un hombre temeroso de Dios,
tu vida haya comenzado a empeorar. No deseo debilitar tu fe, pero a pesar de
tus creencias en el mundo espiritual, nada ha mejorado".
El herrero no respondió enseguida, él ya
había pensando en eso muchas veces, sin entender lo que acontecía con su vida,
sin embargo, como no deseaba dejar al amigo sin respuesta, comenzó a hablar, y
terminó por encontrar la explicación que buscaba. He aquí lo que dijo el
herrero:
"En este taller yo recibo el acero
aún sin trabajar, y debo transformarlo en espadas. ¿Sabes tú cómo se hace esto?
primero, caliento la chapa de acero a un calor infernal, hasta que se pone al
rojo vivo, enseguida, sin ninguna piedad, tomo el martillo más pesado y le
aplico varios golpes, hasta que la pieza adquiere la forma deseada, luego la
sumerjo en un balde de agua fría, y el taller entero se llena con el ruido y el
vapor, porque la pieza estalla y grita a causa del violento cambio de
temperatura.
Tengo que repetir este proceso hasta
obtener la espada perfecta, una sola vez no es suficiente. "
El herrero hizo una larga pausa, y
siguió: "A veces, el acero que llega a mis manos no logra soportar este
tratamiento. El calor, los martillazos y el agua fría terminan por llenarlo de
rajaduras. En ese momento, me doy cuenta de que jamás se transformará en una
buena hoja de espada y entonces, simplemente lo dejo en la montaña de fierro
viejo que ves a la entrada de mi herrería".
Hizo otra pausa más, y el herrero
terminó: "Sé que Dios me está colocando en el fuego de las aflicciones.
Acepto los martillazos que la vida me da, y a veces me siento tan frío e
insensible como el agua que hace sufrir al acero. Pero la única cosa que pienso
es: Dios mío, no desistas, hasta que yo consiga tomar la forma que Tú esperas
de mí. Inténtalo de la manera que te parezca mejor, por el tiempo que quieras,
pero nunca me pongas en la montaña de fierro viejo de las almas".
lunes, 16 de julio de 2018
¿Ventana o espejo
Saber mirar
Parábola judía
Cuenta una antigua
alegoría judía, que una vez un hombre muy rico fue a pedirle un consejo a
un sabio rabino, pues, aún con sus riquezas, no conseguía el aprecio de la
gente de su ciudad.
El rabino tomó su
mano, lo acercó a la ventana y le dijo
-
"Mira"
El rico miró por la
ventana a la calle.
El rabino le
preguntó:
- ¿Qué ves?
El hombre le
respondió:
- Veo gente
El rabino volvió a
tomarlo de la mano y lo llevó ante un espejo y le dijo:
- ¿Qué ves ahora?
El rico le
respondió:
- Ahora me
veo yo
- ¿Entiendes? En la ventana hay vidrio y en el espejo hay
vidrio. Pero el vidrio del espejo tiene un poco de plata. Y cuando
hay un poco de plata uno deja de ver gente y comienza a verse solo a sí mismo.
¿Vemos
o nos vemos?
La
plata no sólo es ese preciado metal cuyo símbolo es "Ag".
Tampoco
es sólo tener dinero que me hace rico.
Soy
rico porque Dios, o si prefieres la naturaleza, la sociedad o la suerte, me han
dotado de dones: inteligencia, alegría, sensibilidad, fe,...
Si
no comparto mi riqueza, sea la que sea, mi apellido será "avaro", mi
vista no llegará más allá de donde llega mi piel y detrás del vidrio, sólo me
encontaré a mí.
¿De
qué me sirve tanto si me sobra tanta soledad?
Abriendo
puertas sin miedo
En una tierra
en guerra había un rey que causaba espanto: A sus prisioneros, no los mataba,
los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una puerta
inmensa de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas figuras de
calaveras cubiertas de sangre.
En esta sala
les hacía formar un círculo y les decía: Ustedes pueden elegir entre morir a
flechazos por mis arqueros o pasar por aquella puerta.......detrás de esa
puerta YO LOS ESTARÉ ESPERANDO .........
Todos elegían
ser muertos por los arqueros.
Al terminar la
guerra un soldado que por mucho tiempo había servido al rey, se dirigió al
soberano:
- Señor ¿puedo
hacerle una pregunta?
- Dime soldado
- Señor: ¿que
había detrás de la puerta?
EL REY
CONTESTÓ: Ve y mira tú mismo!!
El soldado
abrió temerosamente la puerta y, a medida que lo hacía, rayos de sol entraron y
la luz invadió el ambiente y finalmente, sorprendido descubrió que........ la
puerta se abría sobre un camino que conducía a la LIBERTAD!!!!
El soldado
embelesado miró a su rey, quién le dijo: Yo les daba la oportunidad de hacer
una ELECCIÓN, pero por temor preferían morir a arriesgarse a abrir esa puerta!!
¿Cuantas puertas
dejamos de abrir por el miedo a arriesgar?
¿Cuantas veces
perdemos la libertad y morimos por dentro, solamente por sentir miedo de abrir
la puerta de nuestros sueños?
sábado, 14 de julio de 2018
El árbol de los problemas
Había una vez....
El carpintero que había contratado para
ayudarme a reparar una vieja granja acababa de finalizar un duro primer día de
trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y
ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a casa, se sentó en
silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos
dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando
las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una
sorprendente transformación: Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó
a sus dos hijos y le dio un beso a su esposa.
Terminada la visita me acompañó hasta el
carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de
lo que había visto un rato antes.
- “Oh, ese es mi árbol de problemas. Sé
que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los
problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que
simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la
mañana los recojo otra vez“.
“Lo divertido es, que cuando salgo por
la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la
noche anterior“.
A veces nos resulta muy difícil no
llevar los problemas de un sitio a otro que no le corresponde. Problemas, nos
vamos a encontrar, como dice el carpintero de nuestra historia, en todos los
lugares, todos los días; es parte de nuestra naturaleza y del vivir en
sociedad.
Será sano, para nuestra paz, convivencia
y crecimiento, que los problemas se traten donde se dan y no en otro lugar.
Deberíamos empeñarnos en buscar "nuestro árbol" o lo que sea, donde
colgar y descolgar "nuestros problemas". Disfrutar cada noche de una
bonita velada con la familia, en la comunidad y no disfrutar menos, cuando a la
mañana siguiente, al ir a recoger "nuestros problemas" sintamos como
algunos fueron trasportados por la suave brisa de la noche, que no dormía.
Mª Victoria (Charo)
Alons
jueves, 12 de julio de 2018
Bajo la chimenea
Saber buscar
A los jóvenes que venían a su escuela
por primera vez, Rabí Bunam les contaba la historia de Rabí
Ezequías, hijo de Rabí Jekel de
Cracovia.
Después de pasar años y años en medio de
la pobreza y la miseria que, sin embargo no le hicieron perder la
confianza en Dios, un día recibió en sueños la orden de ir a Praga para buscar
un tesoro bajo el puente que conduce al palacio real.
Al principio no le hizo caso, pero
cuando el sueño se repitió por tercera vez, Ezequías se puso en camino y
llegó a pie a Praga. Pero el puente estaba vigilado día y noche por centinelas
que hacían guardia y él no se atrevió a ponerse a excavar en el sitio
indicado. No obstante, volvía al puente todas las mañanas, dando vueltas a
su alrededor hasta la noche.
Por fin un día, el capitán de la guardia
real, que había notado su continuo ir y venir en torno al puente, se le
acercó y le preguntó si había perdido algo o esperaba a alguien.
Ezequías le contó el sueño que lo había
llevado hasta allí desde su lejano país.
El Capitán estalló en carcajadas:
- Pero infeliz, ¿por
hacer caso de un sueño has venido andando desde tan lejos y estás aquí
perdiendo el tiempo? Estás fresco si te fías de los sueños!! Entonces también
yo debería haberme puesto en camino y llegar hasta Cracovia, a casa de un
judío, un tal Ezequías, hijo de Jekel, para buscar un tesoro que tiene
bajo su chimenea...Ya ves, me vería dando vueltas por toda Cracovia,
llamando a todas las puertas y poniendo patas arriba todas las casas en una ciudad
donde la mitad de los judíos se llaman Ezequías y la otra mitad Jekel!! Y
se echó a reír de nuevo.
Ezequías lo despidió muy cortésmente y
volvió a su casa lo más rápido que pudo...buscó bajo la chimenea y
encontró el Tesoro, lo desenterró y con él construyo la sinagoga del pueblo...
¿Sueñas? ¿Te atreves a
soñar? ¿Crees en tus sueños? ¿Dónde buscas tu tesoro?
Párate un momento y
piensa. Quizá no buscamos porque "soñar" es cosa de niños y de
ilusos. Quizá estamos buscando en el lugar equivocado, recorriendo cientos,
miles de kilómetros, ...
Entra en tu interior y
allí, en lo escondido, escucha, mira, déjate mirar, ...
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