sábado, 14 de julio de 2018

El árbol de los problemas


Había una vez....

El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación: Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos hijos y le dio un beso a su esposa.
Terminada la visita me acompañó hasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que había visto un rato antes.
- “Oh, ese es mi árbol de problemas. Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez“.
“Lo divertido es, que cuando salgo por la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior“.


A veces nos resulta muy difícil no llevar los problemas de un sitio a otro que no le corresponde. Problemas, nos vamos a encontrar, como dice el carpintero de nuestra historia, en todos los lugares, todos los días; es parte de nuestra naturaleza y del vivir en sociedad.
Será sano, para nuestra paz, convivencia y crecimiento, que los problemas se traten donde se dan y no en otro lugar. Deberíamos empeñarnos en buscar "nuestro árbol" o lo que sea, donde colgar y descolgar "nuestros problemas". Disfrutar cada noche de una bonita velada con la familia, en la comunidad y no disfrutar menos, cuando a la mañana siguiente, al ir a recoger "nuestros problemas" sintamos como algunos fueron trasportados por la suave brisa de la noche, que no dormía.
Mª Victoria (Charo) Alons

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