Salmo y cántico
Cantamos, Señor,
alegres siempre
en nuestro camino,
pues tú eres la vida.
Cantamos danzando,
abriendo las manos,
sintiendo tu vida
pasar por la nuestra.
Cantamos, Señor,
al Dios hecho hombre
cercano a los pobres,
abierto siempre.
Ahora, Señor,
queremos unir nuestras voces
a las de toda la creación
para decirle al mundo
que tú eres maravilloso.
Cantamos, Señor,
al Dios de la vida,
más joven que la juventud,
y bailamos en tu nombre,
pues tú eres la fiesta
que nunca se acaba.
Encontrarte a ti
es un cántico nuevo. Amén.
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