sábado, 29 de mayo de 2010

LA DEVOCIÓN A MARÍA

Flor: el nardo

Digamos, pues, abiertamente con San Bernardo que necesitamos un mediador ante el Mediador mismo y que la excelsa María es la más capaz de cumplir este oficio caritativo. Por Ella vino Jesucristo a nosotros y por ella debemos nosotros ir a El. Si tememos ir directamente a Jesucristo-Dios, a causa de su infinita grandeza y de nuestra pequeñez o pecados, imploremos con filial osadía la ayuda e intercesión de María, nuestra Madre. Ella es tierna y bondadosa. En Ella no hay nada austero o terrible, ni excesivamente sublime o deslumbrante. Al verla, vemos propia naturaleza. No es el sol que con la viveza de sus rayos podría deslumbrarnos a causa de nuestra debilidad. Es hermosa y apacible como la luna, que recibe la luz del sol para acomodarla a la debilidad de nuestra vista.

San Luis María Grignon de Montfort


María, en la oración de hoy,
te pedimos por nuestro modo de trabajar.
Enséñanos lo que tú practicabas:
a poner cariño y cuidado en lo que hacemos.
Que pensemos siempre que trabajando servimos a la sociedad
y colaboramos con Dios para cuidar el mundo.
Que nos esforcemos por conseguir lo que está bien hecho.
Porque el servicio y el amor
es lo que demuestra a los otros que ellos nos importan.
¡Santa María, madre de Dios y madre nuestra,
que pongamos amor en nuestro trabajo!

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