domingo, 9 de mayo de 2010

¡QUIERO SER COMO TÚ, MARIA!

Alegre, para que los que viven junto a mí sean más felices

Prudente, para que mis palabras no causen heridas

Orante, para escuchar la voz del Señor

Sencillo, para no dejarme engañar por el escaparate de la sociedad

Valiente, para no acobardarme ante las dificultades

Con las manos abiertas, para dar aquello que otros necesiten

Afable, para tratar a los demás con respeto y cariño

Limpio, para no juzgar por las apariencias

Con esperanza, para huir del pesimismo

Oyente, para conducirme por la Palabra de Dios

Te ofrezco, María, mi DEBILIDAD

Que Tú la transformes en algo agradable a Dios.

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