Lo Grande y lo Pequeño
Cuando contemplo la esfera
cósmica,
la turbulencia
de las aguas, lo imponente de una tormenta, me
siento pequeña y débil y sólo atino a decir titubeante:
¡Qué grande es Dios!
Mas luego quedo
en silencio y me
pregunto:
¿Qué es lo grande y qué
es lo pequeño?
¿Acaso la
grandeza de Dios está dada
por la inmensidad de las
montañas
o la
hondura de los mares?
¿Por qué han de ser las
grandiosas catedrales
de piedra la mejor
expresión de su alabanza
y no la
balbuciente boca de los niños de pecho?
¡Qué grande es Dios en
lo
pequeño!
¿Y el ser
humano? ¿Cuál es
su grandeza? Domina a las
bestias
salvajes y se alimenta
de ellas, riega
los
desiertos y recoge sus frutos,
surca los espacios y pone su
pie en la luna. ¡Qué
pequeño es!
No, no está allí su grandeza.
Yo pregunto por el ser
humano, él mismo,
sin desierto, sin luna, sin bestias ...¿Cuál es su grandeza?
Tiene espacio interior
capaz de ser llenado.
Sin interioridad
su grandeza es pequeña; no es
nada.
¡Qué grande es!
Porque es pequeño.
Cuanto más
humilde, más digno.
Cuanto más
pobre, más rico,
cuanto más nada, más
plenitud.
¡Nosotr@s,
amig@s
tuy@s, gritamos de júbilo,
oh
Dios! Con un corazón
limpio y sincero queremos alabarte.
Para ti,
Señor
nuestro, este cántico de
acción de gracias. Juntas
nuestras
voces te decimos que eres
grande y maravilloso, junt@sproclamamos tu bondad;
lo mejor
de nuestro corazón es para ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario