viernes, 24 de agosto de 2012


Seguir a Jesús

También a nosotras, Padre, nos invita Jesús a seguirlo, y nosotras nos sentimos dichosas con su llamada
y reconociendo nuestra flaqueza, le decimos que sí,
aun sabiendo que somos capaces de negarlo y abandonarlo;
fiadas de su palabra, decimos que sí, conscientes de que quien llama habrá de dar fuerzas para responder.

Danos, Padre, tu Espíritu, que es también el de Jesús, para saber cómo seguirlo y para seguirlo de tal modo que nuestra vida sea puro seguimiento suyo.

Seguir a Jesús es, ante todo, creer en él,
y creer en él es arraigar nuestra vida en él, en su persona viva, en la relación con él, saberse de memoria sus palabras, darles vueltas en el corazón,
como María, y hacer de ellas, no lo el camino de la propia vida
sino el tesoro que nunca nos cansamos de contemplar y palpar.

Escuchar las palabras del Maestro
nos lleva a obedecerlas, a ponerlas por obra;
nos lleva, Padre, a seguir su causa, que es la tuya: tu Reino.
En una situación como la actual,
en la que tu creación es tan degradada por la rapiña y el expolio
y en la que tus hijos, los pobres, son tenidos en nada,
la causa de Jesús es salvar lo que se había perdido, restaurar la vida,
liberar a los oprimidos, y hacerlo todo ello, no por la fuerza, sino invitando, sembrando semillas de vida,
tendiendo puentes, venciendo al mal con el bien.

Seguir a Jesús es proseguir la misión que Tú le confiaste;
es sentirse enviadas por él como él lo fue por Ti.


Nos llamas a ser anunciadoras del Evangelio de Jesús, servidoras de la recreación que él hace posible,

enviadas por él a anunciar su salvación de palabra y de obra, libres de otras ataduras, dando gratis lo que gratis hemos recibido:

tu amor liberador y tu presencia salvadora.



Jesús de Nazaret sigue hoy en nosotras haciendo historia, continuando su historia a través de la nuestra

si es que nos dejamos moldear por su presencia.

Te pedimos, Padre, por intercesión de María, la que escuc y cumplió la palabra,

que también nosotras, como ella, seamos tus discípulas y tus enviadas..

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