miércoles, 22 de agosto de 2012


Más allá de la utopía

Si el Señor no sostiene los cimientos, toda la obra se viene abajo.
No hay florecer en la espiga, ni elevación de la morada, ni conquista del espacio,
ni defensa del ser humano,
allí donde el Señor no es trazando con su dedo los caminos del desarrollo.

¡Qué inútil todo proyecto vital que no consulte, día a día, cada uno de sus detalles con el Señor único del futuro!
¡Qué hundimiento del esfuerzo y la fatiga
que tienen como meta acumular riquezas en la tierra olvidando la suprema riqueza de ser amigos del Señor!

¿No os habéis dado cuenta todavía
de que quienes se abandonan en el Señor son más felices, más ricos y más libres que aquellos que sólo confían
en el trabajo de sus manos?
El Señor regala la vida,
y el mismo Señor nos la quiere enriquecer sin medida.
Porque es el mejor amigo del ser humano, el Dios que nos arrancó de la nada
y nos pone en camino hacia la plenitud del ser.

¡Feliz la persona que crece bajo el Señor y conducido por su proyecto de amor
lucha por alcanzar un futuro más libre para todos!
La esperanza del que confía en el Señor
imucho más lejos en realidades y en logros
que las más audaces utopías soñadas por el ser humano.

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