Más allá de la utopía
Si el Señor no sostiene los cimientos,
toda la obra se viene abajo.
No hay florecer en la
espiga,
ni elevación de la
morada, ni conquista del espacio,
ni defensa del ser
humano,
allí donde el Señor
no esté trazando con su dedo
los
caminos del desarrollo.
¡Qué inútil todo proyecto vital
que no consulte, día
a día, cada uno de sus detalles
con
el Señor único del futuro!
¡Qué hundimiento del esfuerzo y la
fatiga
que tienen como meta
acumular riquezas en la tierra olvidando la suprema
riqueza de ser amigos
del Señor!
¿No os habéis dado cuenta todavía
de que quienes
se abandonan en el Señor son
más felices, más
ricos y más libres
que aquellos que sólo confían
en el trabajo de
sus manos?
El Señor regala
la vida,
y el mismo Señor nos
la quiere enriquecer sin medida.
Porque es el
mejor amigo del ser
humano, el Dios que
nos arrancó de la
nada
y nos pone en camino hacia la
plenitud del ser.
¡Feliz la persona que crece bajo el Señor y conducido por su
proyecto de amor
lucha por
alcanzar un futuro más libre
para todos!
La esperanza
del que confía en el
Señor
irá mucho más lejos en
realidades
y en logros
que las más
audaces utopías soñadas por el ser humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario