domingo, 19 de agosto de 2012


María, la mujer

María, eres la mujer creyente,
que acoges, encarnas y guardas la palabra.
Mujer joven que entras en el plan de Dios, libre y gozosa;
que encarnas el ideal de la mujer
por ser la primera de la Nueva Humanidad; que has vivido la maternidad como servicio y gestaste el hombre
y la mujer nuevos para la liberación;
te llamamos a ti, Madre,
para que hables por todas nosotras.

Madre nuestra, María,
eres tarea, profecía, sacramento para todas las hermanas peregrinas. Mstranos que la hondura de tu vocación es el servicio al misterio del amor,
recibido y ofrecido en el sacramento de la fecundidad.
En ti, María, el amar es ser reflejo del amor divino,
que a ser amor a todos convocó.

Gracias, mujer María, por tu corazón sencillo, hogar primero para la unidad
de los hijos e hijas y ámbito privilegiado para la relación y la comunión.

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