sábado, 14 de enero de 2012

Al Dios de la vida


Tú eres, Señor, un Dios de Vida, un Dios de misericordia y bondad. Reconocemos tu impulso creador en el origen de todo lo que existe y en el origen de nuestras vidas.

Y a lo largo de la historia y de nuestra historia, sigues impulsando todo aquello
que hace a las personas vivir de forma más humana, más fraterna y más gozosa.
Por eso te damos gracias y te bendecimos.


Tú nos has creado a tu imagen.
Nos sorprendemos al descubrirnos obra de tus manos, al descubrir en nosotras
las semillas de tu ser de Padre-Madre:
nos has hecho capaces de crear, transmitir y potenciar la vida;
de acompañar su crecimiento con paciencia y ternura, nos das un corazón misericordioso y compasivo
y nos llamas a vivir un amor gratuito y comprometido como el tuyo.


Has puesto en nosotras algo de Ti que, a través de nuestras vidas,
quieres hacer llegar a los demás:
en medio de nuestro mundo,
en la vida de nuestros hermanos y hermanas, Tú nos envías a hacer presente
tu amor entrañable, cercanos y liberador.

Nos llamas a ser hombres y mujeres libres, compasiv@s, solidari@s, testigos de esperanza;
personas de Dios, personas de Espíritu, que quieren seguir, muy de cerca, a Jesús.


Que viven la intimidad contigo, que se nutren de tu amor,
que transparentan la vivencia gozosa de tu presencia que nos anima.


Nos pides que nuestra vida entera hable de Ti, en cada edad, tarea o situación que vivamos;
que digamos a la gente, con nuestra vida y actitudes que Tú les amas.


Tú nos has hecho colaborador@s tuy@s
en esta tarea de hacer crecer la Vida, de construir tu Reino.


Que como María, la mujer que se dejó llenar por Ti para entregarte al mundo,
permanezcamos siempre abiert@s a tu amor
y sepamos hacer de nuestra vida don para los demás.

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