viernes, 20 de enero de 2012

Bendito seas, Señor

Bendito seas, Señor, por todas las maravillas que has creado
que nos hablan de tu inmensa ternura,
de tu gran cariño hacia todos los hombres y mujeres de la tierra.

Bendito seas, Señor, por la gente buena que te hace presente,
por la risa de los niños y la gente feliz
y por el canto de los pájaros en cada mañana.

Bendito seas por los abogados honrados que tratan de no
dejarse comprar;
por los que saben perder sin remordimiento
y por los que cantan a la paz y la justicia.

Bendito seas por los que cuidan con amor al moribundo,
por los que están junto a los pobres y los defienden
y por los que saben darse enteramente.

Bendito seas por los que ríen y hacen reír;
por los que contagian simpatía y ganas de vivir
y por los que tratan de superar la amargura.

Bendito seas por las personas que piensan
y nos ayudan a pensar;
por los que no calculan en su entrega a los demás
y por los que comparten hasta lo que necesitan.

Bendito seas por los que creen en un mundo Nuevo y justo;
por los que sueñan y no se avergüenzan de ello
y por los que aman a los demás y lo manifiestan.

Bendito seas por los que creen que la violencia no es camino;
por los que aman la paz a fuerza de tratar de construirla
y por los que han sufrido y sufren tratando de no odiar.

Bendito seas por habernos dado señales de tu amor;
por acompañarnos siempre en todo
y porque podemos contar contigo en cualquier necesidad.




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