que desde su situación de injusticia,
de pobreza, de hambre y violencia
tienen el coraje intacto para gritar y hacer oír su voz.
Creemos que Dios, lleno de Amor y de Misericordia
viven en los barrios de la gente excluida,
en “los barrios periféricos” de nuestras ciudades inhumanas.
Creemos en un Dios que sueña para las prostitutas,
Creemos en Jesús
que se mete de lleno en la vida de las personas.
Que cura, toca, acaricia, levanta, denuncia.
Creemos en Jesús Resucitado
que llena de paz y de esperanza
la vida de los hombre y mujeres empobrecidos.
Creemos en el Espíritu Santo capaz de arrancar y destruir
el pecado de una sociedad, la nuestra
que construye y planifica los barrios marginados
que gasta su dinero en armamentos
y dice sin rubor que “no hay para todos".
que escandaliza el corazón del hombre incrédulo de hoy
cuando asume la realidad de los excluidos
y grita con ellos por su liberacióny les llama a vivir en paz y dignidad.
“Venid a Mi los cansados y agobiados que Yo os aliviare”.
Una Iglesia que acoge, se embarra y compromete.
Donde la gente rota y con harapos tiene un lugar y una palabra.
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