El Señor está tan cerca como el aire,
cercanía dichosa y protectora.Respaldados, es decir, a nuestra espalda. Defendidos.
deja una mano en el hombro que nos
apacigua, que nos sujeta a veces.
EL SEÑOR ESTÁ CERCA.
Cada vez que ojos diáfanos y transparentes
de alegría nos miran,
cada vez que una bondad, una ternura vencen...
Cada vez que la gente nos nota calados de compasión...
Cada vez que oímos la palabra “gracias” porque alguien ha
cogido la costumbre de tener la mano abierta.
EL SEÑOR ESTA CERCA
Cada vez que rezamos al Padre y agradecemos
conmovidos su cobijo...
Cada vez que amamos y medimos a todos, a cada uno,
con el mismo rasero humano...
Cada vez que oímos susurros del Espíritu
insinuando algo así como:
“No quiero que me ayudes, quiero que ocupes mi lugar”,
EL SEÑOR ESTÁ.
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