Ayúdame, Dios mío, por tu bondad
Yo sé que no miras lo que está mal, sino lo bueno que es posible.
Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me das sabiduría.
Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme;
no me dejes vagar lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu. Enséñame a vivir la alegría profunda de tu salvación,
Hazme vibrar con espíritu generoso: entonces mi vida anunciará tu grandeza,
enseñaré tus caminos a quienes están lejos, los pecadores volverán a ti.
Hazme crecer, Dios, Dios, Salvador mío,
y mi lengua cantará tu justicia.
Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera ritos sólo por cumplir, no los querrías.
Lo que te ofrezco es un espíritu frágil; un corazón quebrantado y pequeño, tú no lo desprecias.
Señor, por tu bondad, favorece a tus hijos
haznos fuertes en tu presencia.
Entonces te ofreceremos lo que somos, tenemos, vivimos y soñamos, y estarás contento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario