lunes, 21 de noviembre de 2011

SALMO 145


Te alabamos, Señor con hambre y sed de justicia
y con amor entregado,
con sillares de esperanza
bendecimos tu nombre
que es lo mismo que decir:
“Amor insondable”
“Gratuidad”
“Caricia y abrazo para los pequeños”


De generación en generación
tu fidelidad no se agota,
sino que es como una fuente
que brota en medio de la historia,
en medio de la sequía
y los desiertos de los caminos.


Clemente y compasivo eres, Señor.
Se te aflige el corazón,
con el sufrimiento de los pobres
y tu ternura se derrama sobre el mundo
haciendo germinar en grupos y en personas
brotes de justicia, organización, solidaridad,
semillas de hombres y mujeres nuevos
que sueñas los levantes
de la aurora sobre el mundo
y esa es tu manera de decirnos
“Estoy con vosotros… No temáis…
Hay esperanza para vuestro futuro”.


Te darán gracias
tod@s los que saben mirar más allá
de la superficie de las cosas,
los que con sus manos, sus pies,
su cabeza, su corazón, sus sentidos
pelean el Reino de la inclusión aquí y ahora
aún sin saberlo.


Te bendecirán porque tu Reino
no es un sueño abstracto,
sino que mujeres y hombres cotidianos
lo están dibujando con su vida cada día.


Señor, eres fiel en todas tus Palabras
y en todas tus obras amoroso.
Ayúdanos a poner los ojos en ti
ayúdanos a que tu sueño de fraternidad
sobre le mundo sea nuestro alimento.
Ayúdanos a ser pan para otros
como Tú eres pan para nosotras cada día,
Ayúdanos a ser un corazón abierto
en medio de la historia,
para todos aquellos y aquellas
a los que el amor y la ternura les son negados.


Yo te alabo, Señor
y bendigo tu nombre por siempre jamás,
Dios encarnado, necesitado de nosotras.

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