¿A dónde irá el leproso impuro, harapiento y despeinado?
¿A dónde irán los leprosos excluidos, de los nuevos paraísos desterrados?
¿A dónde irán los enfermos terminales, los del Sida, y los viejos y fracasados?
¿A dónde irán los que ruedan sin rumbo por la vida, tristes y desarraigados?
¿A quién podrán decir: Tú eres mi refugio, mi techo y mi descanso?
¿Irán a las puertas de los templos, de los metros, o en la santa calle quedarán tirados?
Pobres de la tierra, excluidos de la sociedad triunfante, inmigrantes, desheredados,
vais a encontrar una mano tendida, mano amiga, una comunidad de hermanos
Encontraréis mesa abundante, pan y vino de alegría.Podréis entonar “cantos de liberación”, sentiréis a Dios a vuestro lado.
Pobres y excluidos, leprosos de la tierra que vais por ahí rodando,
fijaos en la luz que se enciende en las ventanas de tantos corazones humano,
y de las comunidades creyentes, de las iglesias, y de los voluntarios:
son “casas y escuelas de comunión”, centros de acogida y de amparo,
son fermentos del mundo nuevo, talleres del ser humano nuevo,
los hombres y mujeres todos de la mano.
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