jueves, 15 de mayo de 2008

Flor: Azucena



Desde tiempos del Rey Salomón, la Azucena, representaba el canto a la pureza y a la majestuosidad, el candor y la belleza.
Tú, María, sigues siendo para el pueblo cristiano el modelo de referencia que nos invita a valorar y vivir los secretos que te hicieron grande y preferida ante Dios.
No dejes, María, que nuestro ser se degrade por la contaminación que constantemente nos invade y desvirtúa nuestras ganas de ser mejores y de ser diferentes a los demás.
¡Engrandece mi alma al Señor!, supiste responder con emoción contenida la salutación del ángel, tal vez sabedora que Dios se enamora del corazón que sabe guardar la belleza inapreciable al ojo humano.

Petición: SER CRITICOS CON AQUELLO QUE NOS CORROMPE

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Mi alma engrandece al Señor": María canta, alaba y exalta a su Señor. Está extasiada por la grandeza de su amor, que ha sentido en su corazón y ahora guarda en su seno. Ya nada es como antes porque Dios ha entrado en la carne de la humanidad y la ha hecho suya para siempre.

Anónimo dijo...

Para nosotros tu canto es apertura de nuevos horizontes, porque Dios también es para nosotros. Tu canto nos
invita a la alegría de sentirnos amados por lo que somos. Tu canto es seguridad de salvación que nos libera.
Despierta en nosotros lo sencillo, lo noble, la alegría y la
amistad. Corta las ataduras que nos entristecen mirando
demasiado a las cosas de la tierra que nos impiden saltar de gozo.
Haz que acojamos, como Tú, al Dios que nos salva y que quiere hacer también maravillas en nosotros. Haznos sensibles a las delicadezas de Dios que resuenen en nuestras vidas como
cántico de alabanza y gratitud.