El mes de mayo lo asociamos, en sentimientos y con mil cantos y plegarias, con tu figura María.
El esplendor de la naturaleza, vestida de primavera, nos hace pensar y contemplar tu belleza sin par.
Con este “clavel” expresamos el gozo y la alegría que sentimos cuando nos ponemos en tu presencia. Con él expresamos la admiración y el cariño, el respeto y el amor de todos tus hijos e hijas.
Su aroma suave nos recuerda que nuestro testimonio cristiano ha de ser delicado y respetuoso, entregado y servicial, comprometido y certero.
Con razón dijo el viejo poeta: “llevar un clavel a la persona amada es decirle que es importante y única para nuestro corazón”.
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