
Entrar en la presencia de María y dejar que suba por la pared de su santuario una “hiedra” es ser conscientes de que nos falta mucho para ser coherentes entre lo que decimos y aquello que hacemos.
Ella, María, fue fiel hasta el final. Supo agarrarse en cuerpo y alma a la fe como la misma hiedra se ajusta a un muro para no desprenderse, caer al suelo y morir.
Hoy, no puede ser de otra manera, recordamos a tantos hombres y mujeres que iniciaron con buena voluntad el camino de la vida cristiana pero, los vientos de la comodidad, apatía, incredulidad o secularismo…los alejó por otros derroteros.
Mirar a María, en esta jornada del mes de mayo, es hacerle sabedora de que la fidelidad sólo se consigue cuando uno la trabaja y la solicita a Dios por la oración.
1 comentario:
Fidelidad (del lat. Fidelitas, -atis) f. Lealtad, observancia de la fe que uno debe a otro. Ésta es la primera acepción de un término que, a decir de muchos, tiene difícil cabida en la sociedad moderna. No se circunscribe exclusivamente a la fidelidad matrimonial, sino que abarca un abanico más amplio: la fidelidad a la amistad, a las propias creencias y raíces políticas y morales, al trabajo o a la vocación profesional, a la palabra dada, etc.
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