martes, 8 de marzo de 2011

¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?

Salmo de una herida Cuando el Señor se acercó a nosotros en el camino de la vida, él se volcó en cada uno, sus heridas nos curaron. Vino como mesías a decirnos que Dios nos ama, que no está lejos. Nos enseñó el camino de la entrega, la verdad del amor, la vida verdadera. Él nos mostró que se debe continuar amando hasta el extremo. Nos habló de su muerte para la vida del mundo, nos dijo que el amor vence todas las dificultades. Cuando se acercaba su hora, se entregó al Padre, se dejó en manos de los hombres. Su herida de amor fue amar hasta el final. Amén.

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