domingo, 20 de marzo de 2011

Su rostro resplandecía como el sol.

Salmo de transfiguración


Señor, buscamos tu rostro:
tu rostro dolorido en los pobres,
tu rostro sangrante en los que sufren,
tu rostro amigo en los enemigos.
Sabemos Señor,
que nos invitas a subir
a la montaña de la transfiguración
para conocer y ver tu rostro.


Tu rostro resplandece como el sol
para que podamos salir de nosotros mismos
y caminar a tu encuentro.
Nos dice que acojamos tu voz,
que se está muy bien contigo,
que la cruz es camino hacia la luz.
Ahora, contigo
en el monte de la contemplación,
nos das fuerzas inmensas
para soportar pacientemente
el escándalo de la cruz.

Tú, Señor, nos llamas e iluminas
para seguirte siempre,
para hacer tu voluntad, para bajar,
después de ver tu rostro
 transfigurado y amigo,
al encuentro de todos los hombres,
especialmente de los que no tienen
ni voz ni rostro. Amén.

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