Salmo del envío
Nos envías, Señor, por el mundo
a gritarle a todos
tu amor inmenso.
Nos envías siendo pobres
para ser testigos
en medio de la noche.
Nos envías siempre
a sembrar de esperanza
los rincones de la tierra.
Nos envías a ser evangelio,
testigos de tu muerte
y resurrección cierta.
Nos envías a nosotros
indefensos, sin dinero,
tan sólo con tu fuerza
Nos envías, Señor, por el mundo
a gritar en la vida
tu amor a todos.
Nos envías a ser buena nueva,
y gozarnos de tu presencia
en el desierto y en la estepa.
Nos envías, amigo del hombre,
entrañable y compañero,
a vivir de tu amor
y esperar tu cosecha. Amén.
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