jueves, 7 de abril de 2011

Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí y sé que es válido el testimonio que da de mí.


Salmo del testigo


Queremos, Señor,

ser tus testigos,

luz en medio del mundo,

sal que sazone la tierra.

Ser tus testigos

para llevar a los hombres tu amor,

tu esperanza verdadera,

tu gozo de ser amor en medio de los hombres.

Haznos testimonios

de un amor

que nunca pasa de moda,

de una luz en un mundo a oscuras,

de una paz en una tierra en guerra.


Sabemos, Señor,

y por eso pedimos tu ayuda,

que ser testigo

es tener tus sentimientos,

es tomarse en serio tu evangelio,

es sembrar los caminos de tu amor.


Gracias, Señor,

por tantos testigos

como hemos conocido

y que nos hacen continuar en la tarea,

aun en medio de las dificultades,

sabiendo recoger la antorcha

y llevándola por las calles de nuestro mundo. Amén.

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