sábado, 9 de abril de 2011

Surgió entre la gente una discordia por su causa


Salmo al cordero

Alabad a Jesús,

el cordero manso y humilde,

llevado al matadero

sin abrir boca,

sin protestar.

Su amor fue fiel,

y llegó hasta darlo todo por amor.


No había en él

la hermosura

del mundo,

su presencia

parecía despreciable.

Él era el rostro de todos,

del que sufre,

de los que lloran.

Fue varón de dolores,

conocedor de padeceres.


Él cargó con nuestros pecados,

los llevó sobre sí,

se abrazó a la cruz sin brillo

para amar siempre

a todos sus hermanos

dados a luz

en el “pacto” de la cruz. Amén.

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