"Hubo una boda en Caná de Galilea y la Madre de Jesús estaba allí".
Recibiste mucho de Dios, pero no lo guardaste sólo para
Ti. Tu respuesta generosa a los designios del Padre ensancharon
tu
corazón donde siempre tuvieron acogida los demás.
Fuiste descubriendo el sentido redentor de la vida de tu
Hijo que se hizo presente entre nosotros para salvarnos.
La omnipotencia
de Dios se hizo cercana al hombre. Se habían cumplido
las
promesas tantas veces anunciadas por los
profetas.
Tu fe abre tu vida a Dios y
a los hombres haciéndote eco
de las necesidades
de los que acuden a Ti. Por eso sientes como
cosa tuya nuestras
preocupaciones y problemas, nuestras alegrías y sufrimientos, y te haces mediadora ente tu Hijo como
omnipotencia suplicante adelantando la hora se Jesús.
El milagro
de
las bodas de Caná es prueba de que estás junto a nosotros. Tu
protección es seguridad en la lucha. Tu
amor
de
Madre infunde confianza y nos atrae hacia Ti.
Que al sentirte junto a nosotros en el camino de la vida,
tu amor maternal haga que no nos falte nunca ese vino nuevo de la paz, la alegría y el gozo de sabernos amados por Dios. Amén.
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