martes, 13 de mayo de 2014

María, bendita entre las mujeres



"Una mujer envuelta en el sol, con la luna bajo sus pies y en la cabeza una corona de doce estrellas"
 

Sería curioso hacer una lista con todas las advocaciones con las que veneramos a María. Esa variedad de nombres es expresión del afecto y cariño del pueblo de Dios hacia la Virgen movido por un sentimiento de piedad popular.
 

María, como madre, le gusta ser honrada y venerada desde la sencillez y la autenticidad; desde el afecto de unos hijos que saben apreciar lo que es una madre. Ese amor filial no sólo ha de concretarse en decir cosas hermosas de María, o darle nombre más o menos simbólicos. Eso sería un amor de palabras que fácilmente se las lleva el viento, o de puro sentimiento que tiende a desaparecer.

 
El amor de un hijo hacia una madre tiene su manifestación más genuina en la imitación. Imitar a María es la mejor devoción hacia Ella. Imitar a María es la manifestación verdadera de un amor filial. Imitar a María es entrar por el camino de la salvación, por los valores del Evangelio, por las actitudes del Reino.

 
Para  imitarla  hay  que  conocerla,  contemplarla.  lo desde la contemplación es posible la imitación, puesto que al contemplarla se descubre mejor la profundidad de las actitudes, sentimientos y comportamiento de María.

            Madre, que sepamos movernos por una auténtica devoción hacia Ti. Que busquemos de verdad seguir tus ejemplos para caminar por la senda de la verdad y del amor.

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