domingo, 25 de mayo de 2014

María, esperanza nuestra




"Alégrate, María, llena eres de gracia".

 
Llegamos, Madre, al  final  de  este  mes  de  Mayo que  hemos dedicado a contemplarte y a quererte s.

 Te hemos mirado, y hemos visto las maravillas que Dios ha hecho en Ti.

 Nos hemos acercado a Ti, y hemos sentido tu amor, tu ternura y tu sencillez.
 
Te hemos presentado nuestras plicas, y estamos seguros de que nos has escuchado y nos has mirado con amor.

 Día a día tu figura ha sido objeto de nuestra meditación, y nuestro corazón se ha sentido lleno de amor y de paz.

 Por eso, Madre, queremos darte gracias porque siempre estás a nuestro lado mientras caminamos por la vida. Gracias por tu entrega a Dios. Tu es para nosotros un recuerdo de que también debe ser generosa nuestra entrega. Gracias porque tu delicadeza ante los demás nos exige romper con nuestro egoísmo y  sintonizar  con  los  que  nos  rodean,  especialmente con  los pequeños, pobres y necesitados. Gracias porque tu vida sencilla, y al mismo tiempo grandiosa, nos hace valorar lo cotidiano hecho con amor. Gracias porque eres lazo de unidad, aliento en la espera y fortaleza en la prueba.

 
Queremos terminar, Madre, nuestra plegaria con esta súplica: Muéstranos a Jes, el fruto bendito de tu vientre.

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