viernes, 23 de mayo de 2014

María, ofrenda incondicional



 
"Llevaron a Jesús a Jerusalén para presentárselo al Señor".
 
Todo lo diste al Señor, repetiste cada día esa entrega actuándola más y nunca recuperaste nada.
 
No pusiste reserva alguna a tu generosidad: todo lo que recibiste de las manos paternales de Dios, se lo devolviste en tu ofrenda. Desde el momento en que tuviste entre tus brazos a tu Hijo, se lo presentaste al Padre, y toda tu vida de Madre consistió en culminar esa heroica obligación.
 
Tú, que no dudaste ante la entrega total, ayúdanos a imitar tu generosidad. Transforma nuestro corazón, haznos sobrepasar los lculos y los límites que intentamos poner a nuestra entrega.
 
Haznos superar nuestros temores de renuncia y sufrimiento, afiánzanos en una actitud de abandono y confianza en la Providencia.
 
Inspíranos el valor de ofrecerlo todo, sin pasos atrás, y con alegría.
 
Haznos comprender que el sentido de nuestra vida consiste en dar, que es un honor poder darlo todo a Dios, y estar siempre disponible con lo que somos y tenemos a los hermanos.
 
Que sepamos descubrir la felicidad de llevar la entrega hasta el  fin, a  través de un  caminar alegre superando toda dificultad.
 
¡Haz a tus hijos plenamente generosos a imagen de su Madre!


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