"El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue cada día con su
cruz y me siga".
Madre, muchas veces en la vida experimentamos desaliento y temor ante las dificultades. Nos parece arduo y
difícil
el
camino del Evangelio.
Nos
cuesta ser fieles a los compromisos
cristianos en
medio de
este mundo materialista y descristianizado.
Por eso hoy te pedimos con insistencia y confianza:
Inspíranos
la verdadera valentía, que
no es
impulso violento ni arrojo ambicioso, sino fuerzaíntima del alma que ama y quiere entregarse hasta el fin.
Inspíranos la valentía humilde y constante que persevera
en
las pequeñas
acciones cotidianas
y que se ejercita en los
sacrificios ocultos.
Esa valentía que Tú
practicaste. La valentía de tu austera
virginidad
y entrega sin titubeos. La valentía de tu silencio,
de tu interioridad, de la sencillez y simplicidad de tu vida. La valentía
de
tu sufrimiento inmenso, pero callado, al lado de la cruz de tu Hijo.
Permanece ante nuestros ojos como el ejemplo de valor robusto y oculto, de fortaleza enraizada en la verdad y en el
amor, de fidelidad como respuesta a tanto bien recibido.
Haz que seamos valientes, como Tú, por
el
poder de Dios
y no por las fuerzas humanas, bajo la mirada
del Padre más bien que a los ojos de los hombres, en un impulso
que
busca únicamente amar al Señor.
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