martes, 20 de mayo de 2014

María, modelo de corazón sencillo




 

 Aprended de que soy manso y humilde de corazón".
 

"Aprended de que soy manso y humilde de corazón". Esta fue una de las recomendaciones de tu Hijo como actitud necesaria para la construcción del Reino.

 
La mansedumbre y la humildad nos sia en la órbita de la disponibilidad y del compromiso de cara a la solidaridad entre los hombres.

Somos muy dados a la agresividad y a la violencia, al orgullo y a la soberbia. Así nos incapacitamos para entender el mensaje de Jesús y comprender las exigencias del Reino.

 Tú,  en  cambio, fuiste desgranando tu  vida desde la humildad, sintiéndote esclava del Señor. Todo lo que tenías lo valorabas como don gratuito, por lo que nunca quisiste aparentar como un ser privilegiado.

Desde la grandeza de tu vida te mostraste comprensiva, servicial y acogedora con un corazón lleno de bondad y mansedumbre. Por  eso,  además de  ser  la  primera creyente, fuiste también pionera en la construcción del Reino.

 Dios resiste a los soberbios y se manifiesta a los humildes.

 Danos, Madre, un corazón sencillo y bondadoso para que podamos acoger la manifestación del amor de Dios, y, movidos por ese amor, comprometernos en hacer un mundo más humano y fraternal. Amén.

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