miércoles, 14 de mayo de 2014

María, fiel a la voluntad de Dios


 
"María contestó: Aquí está la esclava del Señor, mplase en lo que has dicho"
 
Tu respuesta al ángel: Aquí está la esclava del Señor, hágase en sen tu palabra, pone de manifiesto que tu obrar estuvo siempre orientado por la voluntad de Dios.
 
En  tu  conciencia  solamente  había  una  norma:  la voluntad de Dios. En tu conciencia solamente resonaba la voz de Dios que escuchabas con docilidad y confianza.
 
Te pedimos, Madre, que nos ayudes a formarnos una conciencia recta y limpia.
 
Que no conozca más que una regla: la voluntad divina, y se haga plenamente eco de ella.
 
Una conciencia leal y sincera, que no busque engañarse a sí misma con excusas y rodeos.
 
Una conciencia intransigente a sus negativas, a toda alianza con el pecado.
 
Una conciencia guiada por profundas aspiraciones, hambrienta de un gran ideal de perfección.
 
Una conciencia prudente, provista de un buen juicio y de una sabiduría inspirada en el amor.
 
Una conciencia dilatada, que sepa encontrar en los preceptos del Señor seguridad y libertad superior.
 
Una conciencia de amplios horizontes, preocupada ante todo por el amor a Dios y al pjimo.
 
Una conciencia como la tuya que aprecie el inmenso valor de la amistad divina y de la solidaridad y servicio a los demás.


Madre, sabemos que sólo así podemos realizar lo que Dios quiere de nosotros, y obrar con generosidad en nuestro vivir cotidiano.

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