"Todos ellos se dedicaban a la oración en común junto con algunas mujeres, además de María, la madre de Jesús".
Cuando Jesús subió a los cielos, los discípulos volvieron a
Jerusalén. "Todos ellos se dedicaban a la oración en común junto con algunas mujeres, además de María, la madre de Jesús".
Era la primera comunidad cristiana, la Iglesia,
depositaria
del mensaje de salvación que había de llevar a todos los hombres.
María, la primera creyente, integrada plenamente
en
la comunidad compartiendo una misma fe, alentando la esperanza
estrechamente
unidos en el amor. María viviendo la fe en el
compartir y celebrando la alegría de la salvación.
Quisiste ser una más del grupo de los seguidores
de Jesús. Compartías tus vivencias de tu encuentro entrañable con
tu
Hijo. Te enriquecías con las vivencias de los demás. En el
grupo te sentías a gusto porque experimentabas la fuerza del
Espíritu que une y
empuja a transmitir la salvación.
Necesitamos, Madre, romper nuestro individualismo y convencernos de que la fe sólo puede ser auténticamente
vivida en y desde la Comunidad. Tenemos un sólo Señor, una misma fe y un único Padre. Aviva en nosotros el sentido comunitario
de
la fe, para que nuestra Parroquia
camine
en
línea evangelizadora
preocupada especialmente por los alejados.
Madre de la Iglesia, ayúdanos a construir nuestra
Comunidad potenciando lo que nos une y aceptando la variedad que cada uno puede aportar.
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