Reflexión
¿Por qué reflexionar hoy sobre la paciencia a la luz de la amapola? ¿No será por la paciencia que tiene que tener el labrador cuando ve que la cizaña se mezcla con el trigo? La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento, o un simple aguantarse: es fortaleza para aceptar con serenidad el dolor y las pruebas que la vida pone a nuestra disposición. La paciencia es la virtud por la que soportamos con ánimo sereno los males y los avatares de la vida. La persona paciente tiende a desarrollar una sensibilidad que le va a permitir tomar conciencia de los problemas, contrariedades, alegrías, triunfos y fracasos del día a día y, por medio de ella, afrontar la vida de una manera optimista, tranquila. Es necesario tener paciencia con todo el mundo, pero, en primer lugar, con uno mismo. Paciencia también con quienes nos relacionamos más a menudo, sobre todo si, por cualquier motivo, hemos de ayudarles en su formación, en su enfermedad. Esperar un tiempo, sonreír, dar una buena contestación ante una impertinencia, puede hacer que nuestras palabras lleguen al corazón y cambie a la persona.
Canto: Santa María de la esperanza
Oración
Madre, en este día venimos a pedirte paz, paciencia y fuerza. Queremos mirar el mundo con ojos llenos de amor, ser pacientes, comprensivos, humildes, suaves y buenos. Ayúdanos a ver detrás de las apariencias, a tus hijos como los ves tú, para apreciar la bondad de cada uno. Amén
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