Salmo de la eucaristía
Tú Señor,
te has quedado con nosotros,
siempre cercano
en las pobres apariencias
de un poco de pan
y un poco de vino.
Yo te alabo, Señor,
y te bendigo siempre
por tu cercanía,
por vivir entre nosotros,
porque te haces el encontradizo
en la eucaristía.
Tú eres un Dios de encuentro,
tu delicia
es vivir con los hijos de los hombres.
¿Qué sería de nosotros
sin tu presencia en la eucaristía?
¿De dónde sacar la fuerza
para amar a todos?
Tú, en la eucaristía,
nos prometes la vida
para ser vivida.
Nos ofreces tu camino
para ser recorrido,
nos gritas tu verdad
para ser proclamada. Amén.
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