viernes, 6 de mayo de 2011

Los apóstoles no dejaban de enseñar, en el templo y por las casas, anunciando el evangelio de Jesucristo.

Salmo del pan



Tus manos, Señor,
aquellas manos
se abrieron de par en par
para repartir pan
y darte a los hombres
como pan partido
y comida ofrecida.

Era impresionante,
no nos lo podíamos creer,
aquello era inaudito,
tus manos multiplicaban
el pan de la vida,
te daba lástima, Señor,
aquella multitud ...,
como te apenan ahora
tantos hombres
que viven sin fe y esperanza.

Es verdad,
lo reconocí,
jamás tú olvidas a nadie,
no eres indiferente
ante el sufrimiento humano;
aquellas manos tuyas
nos dieron la vida
con sabor a pan. Amén.

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