miércoles, 25 de mayo de 2011

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos.

Salmo de la vid y los sarmientos


Tú eres, Señor, la vid
de donde sale
el vino bueno
que alegra el corazón.
Tú eres, Señor,
amigo de mi vida,
y yo soy sarmiento.
Si no estoy unido a ti
no tendré vida.
Separado de ti
no sirvo para nada.


Hazme, Señor, comprender
el gozo de vivir en ti,
unido a ti,
amigo entrañable
de todos mis caminos.


Ayúdanos, Señor
a que tu savia
inunde nuestras vidas
secas y rotas
por el pecado y el egoísmo.
Si tú te acercas
como vid verdadera,
el amor se hará realidad
en nuestra pobre vida
de sarmiento en la viña. Amén.

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